en los Evangelios (Mat. 10:32; Luc. 12:8). La fidelidad en las pruebas de hoy será recompensada más allá de toda medida en la vida por venir. El creyente tiene que confesar, es decir, testificar fielmente de Cristo, para que sea reconocido igualmente en la presencia de Dios y de los ángeles. En resumen, la esencia de esta promesa triple es que a los mártires se les asegura vida eterna, sin tener que experimentar el juicio final. De nuevo está la exhortación: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu
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